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EL PERÍODO DE ADAPTACIÓN

 

El ingreso al Jardín es una situación que despierta en los papás nuevas dudas, ansiedades, y revive en los padres el recuerdo de experiencias pasadas. De allí que este paso tan importante deba darse con lentitud y cuidadosamente.

Cada nene/nena  tiene su propio tiempo de integración, es decir su propia necesidad de ser acompañado/a por sus padres en esta nueva experiencia. Por eso, nuestro criterio es respetar ese tiempo y ayudarlo/a de un modo positivo.

El maestro guía y acompaña al niño/a en su proceso de crecimiento, creyendo en él/ella, respetándolo/a, escuchándolo/a y dándole los estímulos e instrumentos necesarios para lograr cosas que son importantes para él/ella.

El maestro debe ser, por lo tanto, un adulto capacitado humana y profesionalmente como para lograr estos fines educativos a través de un buen vínculo afectivo.

¿CUANDO PODEMOS DECIR QUE NUESTRO HIJO/A

"SE ADAPTÓ BIEN AL JARDÍN "?


No existe una receta mágica, ni un manual de instrucciones para explicarlo. Cada niño es único y diferente, posee una historia y una familia con sus particularidades y hay que tener en cuenta que:

 

* La adaptación no es un hecho que se da de un día para el otro.

* Es un proceso gradual y progresivo a veces con altibajos  (idas y vueltas).

* Puede durar semanas.


La adaptación es una situación activa llena de emociones, miedos, ansiedad, dudas, deseos que se dan simultáneamente. El niño puede sentir a la vez que quiere, pero que no quiere quedarse, aunque a veces no pueda expresarlo con palabras.

Por un lado está el deseo de conocer o reencontrarse con amigos, por el otro, el temor a separarse de mamá, papá, abuela, abuelo o alguna persona de su confianza que lo trae.

También surge la necesidad del niño de tener cerca por momentos a quien lo trae al jardín para asegurarse de que todo y todos están bajo su control.

La sugerencia es que los acompañantes en este proceso de adaptación estén disponibles en estos primeros días de la vida escolar, para que dicha adaptación se produzca de la mejor manera posible. Esto implica:
 

  • Un poquito de tiempo
  • No engancharse con el enojo del niño o niña, o sea, no enojarse porque no se queda o quiere irse. Esto es esperable y es parte de su tiempo interno


Lo importante es acompañarlos

Seguir las pautas de la maestra y del jardín, hasta que sea el momento de poder despedirse de la mejor manera posible. Sin angustias, sin llantos prolongados y, si es posible, aunque a veces cuesta al principio, con una sonrisa.

Y recordar que la adaptación involucra a todos: docentes, niños, familia e institución. Cada chico es único y diferente del resto.

Otras pautas a considerar:

* Colaborar en que el niño pueda reconocerse como integrante de un grupo determinado

* Reconocer a la maestra que está a su cargo

* Reconocer el espacio físico del jardín

* Reconocer a sus compañeros.


En esta etapa pueden aparecer repentinos dolorcitos de panza, fiebre, dificultades en la alimentación u otras conductas, asociadas con este nuevo desafío de iniciar o recomenzar el jardín, que suelen darse hasta adquirir el ritmo y lograr la aceptación y la tranquilidad necesaria para disfrutar con todos los sentidos de esta nueva experiencia.

Ante cualquier situación particular que llame la atención, o ante cualquier inquietud, no hay que dudar en comentarla con la maestra, ya sea a través del cuaderno de comunicaciones del jardín o de manera personal.

 

Todos quienes formamos parte de nuestro Jardín miramos, cuidamos y acompañamos  a los chicos para que vivan este proceso de la mejor manera posible.

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